Días atrás en una columna de CNN el professor Jeffrey Sachs, director del Centro de Desarrollo Sustentable de Columbia University, escribió:
“Con todo respeto a Jeff Bezos y otros billonarios que planean gastar billones de dólares de sus riquezas personales en viajes espaciales, centenares de millones de niños que no tienen acceso ni a salud básica ni a escuelas necesitan ayuda urgente, aquí en la Tierra”.
Ese mismo día en artículo publicado en el Washington Post el ex-comandante de Operaciones Especiales de la Navy SEAL William H. McRaven redactó una reprimenda pública al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. McRaven denunció que el comportamiento del presidente avergüenza a las familias americanas e humilla a su país en el ámbito internacional y le recuerda que un buen líder es aquel que da prioridad al bien estar de los otros antes que al suyo. Necesitamos líderes que estén enamorados de la humanidad, no del dinero o de la fama.
Tanto Jeffrey Sachs como William McRaven están indirectamente denunciando a una cultura que confunde egocentrismo con liderazgo y equivocadamente asigna el título de «líderes» a empresarios que están enfocados en sus gigantescos egos antes que en el bien común.
Musk, Bezos y Zuckerberg ciertamente merecen el reconocimiento como grandes empresarios y hombres de negócios que son, tal vez los más grandes del mundo, pero esto no implica que sean líderes. No todos aquellos que caminan adelante saben adonde van. Liderazgo se trata de saber donde estamos y para donde nos conviene ir, y desde esa consciencia guiar a otros a un destino mejor por medio al ejemplo personal.
Identificar como líderes a empresarios que colocan su foco y recursos en la exploración interplanetaria o en ser el primero a poner en órbita sus productos o a crear “Space Force” servirá únicamente para aumentar la confusión con relación al verdadero significado de Liderazgo.
Como dijo McRaven un buen líder es aquel que coloca el bien estar de los demás antes del suyo. Por lo tanto mientras el planeta se encuentre en un momento crítico y necesitando recursos para que los más desafortunados puedan sobrevivir hoy y nuestros hijos y nietos puedan vivir aceptablemente en el futuro, es una locura pensar en “colonizar” Marte o arrojar recursos en paseos espaciales.
Es fundamental tomar consciencia de que estamos viviendo un momento clave en la historia de la civilización y necesitamos tomar acción para salvarnos, aquí en este planeta Tierra, no en el Espacio. Sin embargo, mientras el mundo clama por ayuda los billonarios, en su gran mayoría, se enfocan en construir sus modernas Torres de Babel.
Algunos con reminiscencias bíblicas probablemente asociarán la famosa torre babilónica con el lugar donde “se confundieron las lenguas”. No obstante, «la confusión» no es el mensaje central de la historia de la Torre de Babel (es la consecuencia).
El mensaje central del mítico zigurat babilonio es una advertencia milenar. Advertencia sobre la ceguera del Ego que con gran arrogancia y una ambición personal desmedida busca sobrevivir en la memoria de otros seres finitos.
«Construyamos una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos… por toda la tierra» (Genesis 11:4).
Según la Revista Forbes son 2,200 aquellos seres humanos que acumulan una riqueza total de más de 9 trillones de dólares. Entre estos son poquísimos aquellos que utilizan su riqueza para ayudar a la humanidad. Para el bien de todos seria oportuno recuperar una antigua práctica Romana utilizada cuando los césares entraban triunfantes al Foro Romano luego de grandes victorias militares. Desfilando en sus bigas tiradas por tres caballos (a lo que llamaban «Triunfo Maximo”) llevaban consigo a un siervo cuya única función era susurrar a los oídos del cesar las palabras “Memento mori” (Recuerda que morirás). Lo hacia con el fin de intentar impedir que incurriese en la soberbia y pretendiese usar su poder ignorando a los otros, a la ley y a la razón.
Elon Musk, Bezos, Trump y otros billonarios globales no pueden ser llamados líderes (aunque posean millones de admiradores) mientras estén enfocados en una disputa egocéntrica por una quijotesca exploración espacial que, así como la Torre de Babel, es útil únicamente para exaltar sus egos e intentar perpetuar su memoria en un mundo de mortales.
Pongamos esto en perspectiva: la riqueza en manos de estos pocos billonarios es tan vasta (en una magnitud que jamas se había visto antes en la historia de la humanidad) que la misma revista Forbes calcula que si donaran el 1% seria suficiente para cubrir los 39 billones de dólares que la UNESCO necesita para educar a los niños más pobres del planeta. Todavia sobrarían 52 billones de dólares para cubrir el faltante para la salud básica de centenares de millones de personas, todos los años.
Por otro lado Bill y Melinda Gates son los mayores filantropistas del mundo y destinan varios billones al apoyo de investigaciones y programas que apoyan niños en situación de extrema pobreza, enfermos y otros en situaciones muy desfavorables. Pero a pesar de su generosidad el sistema económico multiplica sus ganancias de tal forma que no logran dar lo suficiente para disminuir su riqueza. Cuando Gates anunció hace años que donaría la mitad de su riqueza, incentivando públicamente a otros billionarios con sus palabras y ejemplo, su riqueza era de 53 billones de dólares. En Agosto de 2018 es de 94,8 billones.
Tal vez no estaríamos aquí hablando de la falacia de una cultura que llama de líderes a personas como Elon Musk, Jeff Bezos, Zuckerberg, Larry Page y otros si estos siguieran el ejemplo de Bill y Melinda Gates. Pero la raíces de la Gran Crisis de Liderazgo no está en el dinero o la búsqueda de la fama, sino en el Ego. Cuando ya tienes más dinero de lo imaginable entonces el Ego te exige construir Torres de Babel mientras olvidas a los otros mortales.
En esta época en que los llamados “líderes” del planeta están mirando al espacio vale recordar que el psiquiátrica Carl G. Jung afirmaba que “aquellos que miran para afuera sueñan, aquellos que miran para dentro despiertan”.
El despertar individual está en mirar para dentro. Para poder liderar nuestras vida, nuestras empresas, nuestras comunidades y familias es necesario rescatar el verdadero significado de Liderazgo. El siglo XXI necesita urgentemente verdaderos líderes y para tanto se necesita “democratizar el liderazgo” como afirma el profesor israelí Tal Ben Shahar. El verdadero liderazgo no exige títulos, cargos y mucho menos riquezas.
Si quieres una pequeña idea de como — sin ser Bill Gates — puedes demostrar más liderazgo que Musk y Bezos (y ni que decir que Trump), espera el próximo post donde te lanzaremos una idea y desafío.
Copyright © 2018 - All Right Reserved - Siwa Strategy Oracle inc.