Estamos en el sexto articulo de esta serie en Liderazgo Transformacional. Si has leído los posts anteriores ya tendrás una idea de que Liderazgo no es Management y también conoces las bases del verdadero significado de liderazgo. La semana pasada presentamos una herramienta, una “caja conceptualizadora” y llegamos al primero de los Cuatro Reinos del Liderazgo, el Reino de la Hiena.
Vimos que en el Reino de la Hiena no encontramos líderes, únicamente encontramos “jefes”. Hoy te invito a entrar al Reino del Perro donde encontraremos la primera base del liderazgo siendo aplicada, la confianza. Recién en este reino encontramos los líderes por la sencilla razón de que sus habitantes han superado la mentalidad egocéntrica para reconocer que la vida se trata de “tu y yo”.
Cuando reconocemos vía el intelecto y vía el corazón (i.e. cambiamos de forma de pensar) de que Liderazgo no es dado por la posición jerárquica, o por el titulo, entonces ya estaremos con un pie afuera del Reino de la Hiena y uno adentro del Reino del Perro.
El Reino del Perro representa a aquellos líderes que comprendieron que el verdadero liderazgo se basa en las Relaciones, en la Confianza y en la Ratificación.
Una vez que al líder le “cae el veinte” (“se da cuenta”) de que existe otro ser humano delante suyo; uno que también tiene sueños, fortalezas, debilidades, miedos, sentimientos, familia, dificultades y luchas, entonces, y recién entonces, podrá establecer una relación genuina con esa otra persona.
Importante notar que es el rol del líder iniciar la conversación y esta debe ser abierta y proactiva. ¿Porqué lo hace? Porque genuinamente le interesa la gente.
Todos sabemos que las relaciones humanas son complicadas y muchas veces desafiantes, pero el verdadero líder nunca pierde de vista que las relaciones humanas son la base del liderazgo. Aquí veremos la lógica de porque es así.
El verdadero poder del líder no está en el cargo (aunque el cargo es una buena plataforma para iniciar el camino de liderazgo). El verdadero poder del líder es aquel que recibe de parte de sus seguidores.
Aquel que logra conquistar el Reino del Perro es el líder al cual interesa el ser humano y por lo tanto invierte tiempo en su gente, busca conocerlos y se interesa genuinamente por sus vidas.
A medida que esto ocurre las personas perciben el interés genuino del líder y estarán dispuestos a establecer una relación.
Es aquí donde surge el gran desafío para el líder! Para formar relaciones el líder debe tener el poder de hacerse vulnerable. Puede parecer una contradicción el mezclar “poder” y “vulnerabilidad” en la misma frase, pero esta es una paradoja del liderazgo.
Aquel líder que sea suficientemente seguro de si mismo (recuerda el enemigo del liderazgo) para hacerse vulnerable demostrando su humanidad podrá generar una apertura similar en su gente. Las relaciones entre el líder y el seguidor deja de ser una relación egocéntrica donde el jefe piensa en sus intereses y pasa a ser de dos vías (tu y yo). Como el líder es aquel que debe dar el primer paso este debe estar cómodo en una posición de vulnerabilidad. Unicamente los fuertes se pueden hacer vulnerables y permanecer seguros.
Cuando la gente reconoce a su líder como un ser humano y comprueba que es integro entonces naturalmente se producirá confianza. Integridad y Liderazgo van siempre de la mano. El líder debe ser integro, no perfecto. Integridad es ser transparente y coherente. La relación entre personas integras siempre genera confianza. Recordemos que Confianza es la base del Liderazgo e Integridad es la base de la Confianza.
Cuando sentimos confianza y comprobamos la integridad del líder estaremos dispuestos a pasar a ser “seguidores” y con las palabras o con las acciones diremos: “confío en ti, dime adonde vas y te seguiré”.
En ese momento mágico (que se da únicamente entre seres humanos) el verdadero poder es traspasado al líder. Cada uno de los seguidores darán su cuota de poder y de libertad al líder, para que el (o ella) los guíe hacia el futuro. Hay una diferencia significativa entre el poder formal del cargo y el verdadero poder otorgado por los seguidores al ratificarlo como líder.
Más tiempo invertimos en una relación más confianza generaremos y más seguidores tendremos. A quien no interesa la gente y no invierte tiempo en las personas, en las relaciones, no puede liderar. Podríamos mandar con el poder formal (como en el Reino de la Hiena), pero no tendríamos seguidores y tampoco el permiso para guiarlos.
El diario de infantería del ejercito Americano dice:
“Ningún hombre es un líder hasta que su nombramiento es ratificado en los corazones y mentes de su gente”.
El poder que el líder recibe por medio a la ratificación, a la confianza en su integridad y buena voluntad, no tiene precio.
Pero una vez iniciado el proceso los seguidores quedaran atentos a como el líder utiliza el poder concedido. Si lo hace para el bien común la confianza aumentará y más poder será concedido.
Sin embargo, si el líder utiliza este poder para beneficio propio los seguidores retiraran su confianza pues han descubierto que el líder no era tal, sino apenas una “hiena” disfrazada de “perro”. En este caso no ocurrirá una ratificación sino una rectificación.
Las organizaciones lideradas con la mentalidad del Reino del Perro poseen un ambiente muy diferente a aquel que vemos en el Reino de la Hiena.
En el Reino del Perro las personas no tienen temor al jefe sino confianza en el (o ella). Por lo tanto el clima laboral en el Reino del Perro es positivo, es bueno y estimulante. Aquí no se necesita perder tiempo y energía imaginando lo peor o buscando protegerse por medio a “política de oficina”. Las personas trabajan juntas y en harmonía.
Mientras que en el Reino de la Hiena el enemigo se encuentra literalmente adentro de la organización, en el Reino del Perro el enemigo está afuera. Las personas se sienten tranquilas para enfocarse en su trabajo, contribuir con su energía y poseen sentido de pertenencia. Aquí se cumple aquello que dice el proverbio Africano:
En el Reino del Perro la principal habilidad es saber escuchar pues el líder ya se ha dado cuenta del valor intrínseco del ser humano.
En este punto encontramos el gran abismo entre la forma de pensar de la “hiena” y la del “perro”. Esta gran diferencia fundamental está en el valor que cada uno asigna al ser humano.
Esta anécdota final de Nelson Mandela nos habla de aquella que es probablemente la principal característica del Liderazgo Transformacional y del Reino del Perro: el valor asignado al ser humano:
Sudáfrica acababa de elegir a Nelson Mandela como presidente y luego de décadas bajo el sistema Apartheid (sistema político social basado en el racismo) el país necesitaba cambiar.
Mandela era presidente desde hacia pocas semanas y decide invitar a un importantísimo líder empresarial sudafricano para desayunar en su residencia y platicar sobre como gobernar la nueva Sudáfrica post-apartheid.
Peter — así se llamaba el empresario — recibió la invitación presidencial y con gran expectativa fue a la casa de Mandela. Como era su costumbre llamó a su chofer, un hombre negro, y se dirigió a la residencia del mandatario.
En un libro publicado posteriormente Peter nos cuenta:
— Me sorprendió que al llegar Mandela ya estaba en pórtico esperándome. Fue el mismo presidente el que abrió la puerta trasera del auto para recibirme con una sonrisa. Me invitó a entrar y fuimos a la sala donde nos sentamos en una mesa redonda preparada para el desayuno. No habían pasado dos minutos cuando el presidente Mandela me pregunta si había venido solo o si esperábamos más gente de mi empresa. Le dije que había venido solo. El Presidente pareció sorprendido e insistió de que pensaba que serian más los invitados. Yo, un poco confundido, le aseguré que había venido solo con el chofer de la compañía. El rostro de Mandela se iluminó y dijo:
— “Ah! El chofer… Por supuesto!” — dicho esto se levantó y se dirigió nuevamente al pórtico donde se acercó al auto pidiendo hablar con el el chofer. Lo saludo con afecto preguntando su nombre y lo introdujo a la casa. Ofreció un lugar al chofer en la mesa redonda y aviso a la cocina:
— “Por favor, preparen desayuno para tres. Somos tres personas hoy”.
Peter quedo estupefacto. Mandela viendo su desconcierto lo llamo de lado y en voz baja le dijo:
— “Peter. Hoy te he llamado para desayunar conmigo para que hablemos de como liderar esta nueva Sudáfrica. Y lo más importante en este momento para nuestro país es que entendamos que el primer trabajo de un líder es dar valor a la gente. Cuando nosotros los líderes damos valor a la gente, entonces ellos se valorarán a si mismos y recién entonces podrán crecer.”
El Reino del Perro representa aquellos líderes que comprendieran que la habilidad de liderar se inicia con el acto de dar valor al ser humano. No podremos valorar realmente al otro hasta que aprendamos a valorar aquello que es diferente a nosotros.
Las Hienas y los Perros se pueden parecer desde lejos pero representan mentalidades completamente diferentes y tienen respuestas muy dispares sobre el significado de Liderazgo.
Te invito a seguir esta serie en Liderazgo Transformacional y conoceremos cual es uno de los mayores elogios que un líder efectivo puede recibir.
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