En esta serie sobre Liderazgo Transformacional ya hemos pasado por la engañosa Esfinge, identificado las 2 bases fundamentales para construir liderazgo y también hemos identificado al gran enemigo del liderazgo. Si has leído estos artículos anteriores ya tendrás una mejor idea de qué es liderazgo y como construirlo.
Pero todavía falta camino para recorrer y te invito a continuar explorando una de las principales características del liderazgo.
Una de las palabras que observa picos en los motores de búsqueda de Google luego de catástrofes naturales, atentados terroristas o posterior a cualquier evento suficientemente fuerte para abatir al espíritu de muchos, es «Resiliencia«.
La psicología define Resiliencia como “la capacidad que posee una persona para superar las circunstancias y periodos difíciles, reponerse y mismo ser transformada por ellas.”
Es muy importante entender la Resiliencia pues al comprenderla nos será más fácil (o menos difícil) practicarla.
Cuando observamos la historia vemos que todo verdadero Líder tuvo como base un proceso de desarrollo de Auto-Liderazgo.
El Auto-Liderazgo lo definimos como “la habilidad que posee una persona para elegir la forma adecuada de pensar y desde ahí generar la actitud correcta para enfrentar los desafíos que se presentan ”.
El Auto-liderazgo lleva a una persona al desarrollo completo de su potencial y está íntimamente ligado al concepto de Resiliencia.
No obstante, no debemos confundir Resiliencia con Optimismo. No se trata de motivación emocional o de pensar que todo estará bien, más bien se trata de «construcción de carácter”. La Resiliencia se construye.
Te comparto la historia del Vice-Almirante James Stockdale y la paradoja que lleva su nombre. Esta nos ayudará a comprender la diferencia entre Optimismo y Resiliencia.
James Stockdale recibió la Medalla de Honor en la Guerra del Vietnam por su valentía y estoicismo como prisionero de guerra. Su calvario tuvo inicio cuando el 9 de Septiembre de 1965 el avión caza que pilotaba fue impactado por una cohete antiaéreo y derribado.
Luego de eyectar y abrir el paracaídas James Stockdale vio abajo suyo una aldea. Decenas de hombres gritaban de jubilo y daban demostraciones de gran excitación allá abajo. Algunos de estos hombres disparaban sus armas intentando matarlo. Todos lo esperaban. En esos últimos dos minutos de libertad Stockdale se dijo a si mismo: “Esto será difícil y largo… Por lo menos serán cinco años…“.
Stockdale se equivocó, pues no fueron cinco sino siete los años que debió soportar como prisionero de guerra. Sobrevivió en las peores condiciones imaginables y cuatro de los siete años estuvo en una celda solitaria, alumbrada por una lampara las 24 horas del día. El espacio de su celda era tan reducido que apenas lograba acostarse. Fue torturado 15 veces y como oficial de mayor rango debió asumir el liderazgo de los otros prisioneros en la infame prisión Hỏa Lò, conocida sarcásticamente como “Hanoi Hilton”.
Muchos años después, ya siendo un hombre anciano, un consultor de negocios llamado Jim Collins lo entrevista:
– “¿Como has hecho para aguantar tanto, por tanto tiempo? ¿Que fue aquello que te sostuvo en situaciones tan extremas?”
– Stockdale sin dudar respondió – “Puedo decir con seguridad que aquello que me permitió enfrentar, y aguantar, esas situaciones tan difíciles fue el hecho de que nunca perdí la fe. Nunca deje de creer y de estar convencido que seria capaz de lidiar con cualquier cosa que la vida me presentara. Esa fe, esa certeza inquebrantable fue lo único que me sostuvo en esos momentos.” — reveló el viejo almirante.
El consultor continuó preguntando:
– Y ¿quienes fueron aquellos que sucumbieron primero? ¿Quienes fueron aquellos que no aguantaron y murieron antes?
– “Eso es fácil de responder” – dijo Stockdale para sorpresa de Collins – “Los primeros a sucumbir fueron los optimistas!”
Escuchando esta respuesta el consultor se sorprende nuevamente y demuestra su confusión:
—“Los Optimistas?!” —“Pero usted me acaba de decir que fue su optimismo aquello que lo sostuvo…”
El viejo almirante recordando el horror de aquellos años se emociona y le dice:
– “No. No he dicho que era un optimista. Dije que nunca había perdido la fe! Fijate, son cosas diferentes: Los optimistas decían “nos liberarán para Navidad”. Entonces navidad llegaba y continuábamos presos. Luego decían “nos liberarán para Pascuas”. La Pascua llegaba y continuábamos presos. Cada vez más desesperados los optimistas decían “seguro seremos liberados en el Día de Acción de Gracias”… Y se pasaron muchas navidades, muchas pascuas y muchos días de acción de gracias… y continuábamos presos. Los optimistas fueron los primeros a morir con el corazón roto. Morían de tristeza y depresión. Pero debes entender que el líder no es un simple optimista. El líder debe ser resiliente, no optimista.” — aclaró Stockdale.
Pero sabiendo que su entrevistador era un consultor – Stockdale continuó explicando:
— “El trabajo del líder se divide en tres partes: Primeramente el líder define la realidad, tal cual es. Luego el líder es aquel que logra mirar al presente pero ver un futuro mejor. Y finalmente el líder es aquel que después de definir la realidad y ver un futuro mejor, logra dar los pasos hacia ese futuro.”
Resiliencia no se alimenta del optimismo, se alimenta de la fe, de la certeza de poder superar lo que sea. Resiliencia es “la capacidad que posse una persona, o un grupo, para superar las circunstancias y periodos difíciles, reponerse y continuar mirando hacia un futuro mejor.”
Si estás pasando por momentos desafiantes en lo laboral o en lo personal, Resiliencia es lo que necesitas. Para ti y para aquellos que están contigo. El líder es resiliente y resiliencia se desarrolla practicándola.
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